Es una técnica anestésica en la que se administra a los pacientes que lo precisen la combinación de uno o varios medicamentos que provocan una leve depresión del sistema nervioso central. El paciente no pierde del todo la conciencia y mantiene el contacto verbal con el odontólogo, ya que se necesita de su colaboración durante la realización de los tratamientos (abrir la boca, morder, tragar saliva y poder toser para evitar posibles obstrucciones de la vía aérea superior).
El paciente entra en un estado de relajación, bienestar y ligera somnolencia que le permite tolerar el tratamiento dental al cual se somete. La sedación consciente refuerza el control analgésico que el odontólogo realiza con la infiltración de anestésicos locales en la cavidad oral.
La Asociación Dental Americana (ADA) define a través de unas guías (2012) los niveles de sedación que se pueden emplear en los procedimientos dentales:
La Sedación Consciente realizada por anestesiólogos se encuadra en los dos primeros niveles de sedación (mínima y moderada).
Podemos clasificar el tipo de sedación en función de la vía de administración en:
Es la sedación que sus pacientes solicitarán.
La realización de cualquier acto médico siempre puede tener efectos adversos o indeseables. La sedación consciente no es una excepción, ya que transita de forma paralela con la anestesia general (sedación inconsciente). Los posibles riesgos son:
A pesar de su teórica existencia los riesgos mencionados no suelen aparecer prácticamente nunca y en caso de que apareciesen la presencia de los anestesiólogos en la clínica dental garantiza una rápida y segura resolución de los mismos.
La idoneidad o la contraindicación para que un paciente pueda realizarse una sedación consciente la realizará el anestesiólogo tras una evaluación de la historia clínica y una anamnesis del paciente. Para ello disponemos de un cuestionario pre-anestésico que el paciente deberá rellenar previamente a la aceptación de la sedación y que servirá para establecer su riesgo anestésico según la clasificación que la Sociedad Americana de Anestesiología (ASA) estableció en 1961:
Los pacientes idóneos para poder realizarles una sedación consciente son los ASA I y II. Los ASA III deberán ser evaluados de forma individualizada por el anestesiólogo. Los clasificados a partir del ASA IV tienen contraindicación absoluta para realizarse una sedación consciente.
Aportamos todo el material necesario para la práctica de sedaciones conscientes:
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