La fertilidad de las mujeres evoluciona con la edad. El periodo fértil de la mujer se inicia con la aparición de la primera menstruación en la adolescencia (12-16 años) y finaliza en la edad adulta (alrededor de los 51 años) con la aparición de la menopausia y el cese de los ciclos menstruales.
A medida que la mujer envejece la fertilidad disminuye. A diferencia de los hombres que tienen la capacidad de fabricar espermatozoides durante toda su vida, las mujeres nacen con un número determinado de folículos y no son capaces de fabricar más a lo largo de su vida. Los folículos sufren un proceso degenerativo de atresia durante el periodo fértil de la mujer hasta que se acaban definitivamente. Al nacer una mujer tiene alrededor de 1.000.000 de folículos, en la pubertad cuando se inician los ciclos menstruales quedan alrededor de 300.000 y posteriormente durante todo el periodo fértil de la mujer sólo unos 300 folículos madurarán para generar óvulos. La atresia folicular es un proceso irreversible e imparable y no se afecta por el embarazo, la toma de anticonceptivos o los tratamientos de reproducción asistida.
La mejor edad reproductiva de la mujer es alrededor de los 20 años. Esta máxima capacidad reproductiva empieza a decaer a partir de los 30 años. La pérdida de la fertilidad femenina relacionada con la edad se debe a que tanto la calidad como la cantidad de óvulos disminuyen gradualmente. La cantidad cada vez menor de folículos que contienen óvulos en los ovarios se denomina “pérdida de la reserva ovárica”.
Una mujer de 30 años tiene una probabilidad media de quedarse embarazada del 69% de forma “natural” en cada uno de los ciclos menstruales. Cada año que se retrasa la maternidad, las posibilidades de quedarse embarazada se reducen un 5%.
¿Cuándo hablamos de infertilidad?
La infertilidad generalmente se diagnostica si una mujer no ha quedado embarazada tras mantener relaciones sexuales sin protección (sin utilizar métodos anticonceptivos) durante un año. Sin embargo, si tiene 35 años o más, la evaluación debería comenzar luego de 6 meses de intentar concebir sin éxito.
En términos generales, un tercio de los casos de infertilidad se debe a problemas reproductivos masculinos, un tercio se debe a problemas reproductivos femeninos, y un tercio se debe a problemas reproductivos tanto femeninos como masculinos o a factores desconocidos
Causas de infertilidad masculina
- Varicocele. Es la dilatación de las venas del escroto (bolsa de piel que recubre los testículos). Es la causa reversible más frecuente de infertilidad masculina.
- Infecciones de la zona genital. Epididimistis, orquitis, enfermedades de transmisión sexual.
- Eyaculación retrógrada. El semen va hacia la vejiga en lugar de hacia el orificio de salida de la uretra.
- Testículos no descendidos
- Alteraciones hormonales del eje hipotálamo-hipofisário.
- Obstrucciones de los conductos deferentes. Son los conductos que transportan los espermatozoides hasta la uretra.
- Tumores y sus tratamientos. Tanto los tumores de los órganos sexuales o bien la quimioterapia y radioterapia para tratar otros tumores pueden provocar infertilidad.
- Alteraciones cromosómicas. Síndrome de Klinefelter, Fibrosis Quística, Síndrome de Kallmann
- Enfermedad celíaca no tratada.
- Exposición a sustancias químicas o metales pesados (pesticidas, herbicidas, disolventes, plomo o metales pesados).
- Consumo de esteroides anabolizantes, tabaco y alcohol.
Causas de infertilidad femenina
- Trastornos en la ovulación. La causa más frecuente de este apartado es el Síndrome de Ovario Poliquístico. Otras causas pueden ser un exceso de prolactina, alteraciones del eje hipotálamo-hipofisario y la insuficiencia ovárica primaria.
- Trastornos en las trompas de Falopio.
- Endometriosis.
- Trastornos uterinos (pólipos, tumores, estenosis, etc).
- Infertilidad sin causa aparente (IDIOPÁTICA).
Factores de riesgo de infertilidad femenina
- Edad avanzad Es el factor más importante hoy en día. Las mujeres han retrasado enormemente la edad en la que buscan su primer embarazo. En España en 2020 la edad media fue de 31,2 años (6 años más que en 1975 que era de 25,2 años).
- Hábito tabáquico.
- Obesidad.
- Infecciones de transmisión sexual.
- Alcohol.
Tratamientos de Reproducción Asistida
1. INSEMINACIÓN ARTIFICIAL.
Es un tratamiento de baja complejidad.
Consiste en introducir una muestra de semen (de su pareja masculina o de donante) en el útero de la mujer con la finalidad de que la fecundación se lleve a cabo en el própio útero de la mujer.
- Se seleccionan los espermatozoides con mayor movilidad en el
- Se realiza una estimulación ovárica de la mujer con gonadotropinas para incrementar el número de óvulos maduros y controlar su crecimiento y maduración a través de ecografías y analisis sanguíneos.
- la inseminación se realiza en el mejor momento madurativo para un mayor porcentaje de éxito.
- Su porcentaje de éxito está alrededor del 50 %.
2. FECUNDACIÓN IN VITRO.
Es un tratamiento de mayor complejidad que necesita de una pequeña intervención quirúrgica y de mayor número de etapas.
Consiste en la fecundación de un óvulo (propio o de donante) y un espermatozoide (de la pareja o de donante) en el laboratorio (“in vitro”) para generar embriones viables que posteriormente serán transferidos al útero de la futura madre para conseguir su implantación y posterior gestación.
- Se realiza una estimulación ovárica de la mujer con gonadotropinas para incrementar el número de óvulos maduros.
- Los óvuos se extraen mediante una punción transvaginal ecoguiada en quirófano.
- La muestra de semen también se procesa en el laboratorio para elegir a los espermatozoides de mayor calidad.
- Se fecundan los óvulos y se generan varios embriones que se cultivan durante algunos días (5-6) en el laboratorio para elegir a uno o varios con mayor potencial de implantación.
- Transferencia embrionaria Se prepara el útero para obtener un endometrio de un grosor óptimo para recibir al embrión y facilitar su implantación.
- Su porcentaje de éxito varía entre el 60-90 % en función del número de intentos (ciclos de estimulación ovárica) que se realicen.
3. PRESERVACIÓN + VITRIFICACIÓN.
Este es un tratamiento a futuro de la maternidad.
La opción de la maternidad en las mujeres no es muy prolongada o indefinida. Como ya comentamos al inicio de este artículo el periodo de fertilidad natural de la mujer tiene una duración de entre 20-25 años aproximadamente.
La decisión de ser madre puede estar condicionada por múltiples factores (laborables, pareja estable, enfermedades, etc) y con este tratamiento se puede ampliar con éxito el tiempo en esta toma de decisión.
Este tratamiento consiste en la estimulación y la obtención de óvulos para su uso en un futuro. La estimulación y obtención de estos óvulos se realiza al igual que para la FIV con estimulación hormonal y punción folicular para la extracción de los óvulos que serán posteriormente “preservados” mediante técnicas de vitrificación (congelación a -196 º C), quedando intactas sus características en el momento de la extracción.
- Se realiza una estimulación ovárica de la mujer con gonadotropinas para incrementar el número de óvulos maduros.
- Los óvuos se extraen mediante una punción transvaginal ecoguiada en quirófano.
- Las tasas de éxito con óvulos vitrificados son similares a las tasas con óvulos frescos no congelados. Dicho éxito dependerá de la edad de la mujer en el momento de la preservación.
Técnicas anestésicas utilizadas en Reproducción Asistida
¿Qué procedimientos o tratamientos pueden requerir una técnica anestésica?
- Punciones foliculares
- Biopsias Testiculares
- Transferencias embrionarias
Todas estas técnicas de reproducción asistida se suelen realizar en quirófanos bajo sedación endovenosa profunda, monitorización multiparamétrica de constantes vitales y soporte con oxigenoterapia.
¿Por qué es necesaria una sedación?
- En primer lugar por el confort y bienestar de la paciente. Estas técnicas pueden ser molestas y dolorosas. Con la sedación se eliminan por completo las sensaciones desagradables y el dolor de las mismas.
- Para evitar complicaciones durante estas técnicas. Las punciones foliculares son un procedimiento invasivo en el que se introduce una aguja de entre 25-35 cm de longitud via transvaginal. En la vecindad de los folículos existen vasos de gran calibre y también los La inmovilidad de la paciente
es necesaria y fundamental para evitar lesionar dichas estructuras que podrían provocar hemorragias importantes o perforaciones intestinales.
¿En que consiste la técnica de sedación profunda?
- En la administración vía endovenosa de varios fármacos anestésicos (benzodiazepinas, propofol, opiáceos) que enlentecen las funciones del SNC consiguiendo una desconexión total del entorno y una pérdida de sensibilidad a estímulos dolorosos. La sedación profunda puede enlenteceer la función respiratoria del paciente (incluso provocar apnea = ausencia de respiración) y también provocar una ligera depresión del sistema cardiovascular (hipotensión y bradicardia). Por ello debe realizarse por personal médico experto (anestesiólogo) y bajo monitorización de constantes (SpO2, TA, FC, FR, ECG).
- Las pacientes deben acudir en ayunas para la realización de esta técnica.
- Previamente se les ha realizado una valoración pre-anestésica y un control analítico.
¿Cómo es la recuperación de la sedación profunda?
- Los medicamentos utilizados para esta técnica anestésica tienen una rápida metabolización y una vida media corta. Las pacientes salen despiertas del quirófano, aunque algo aturdidas y somnolientas. Se las monitoriza durante 30-60 minutos posteriores a la punción en una zona de recuperación con soporte de oxígeno. Tras este periodo se les permite ingerir agua o alimentos vía oral y se les retira el control de constante y oxigenoterapia. Si el control analgésico es correcto y la ingesta oral es bien tolerada, se les permite levantarse, vestirse y sentarse para posteriormente trasladarse a su domicilio acompañadas.